Poesía de Ricardo Bada. Dibujo de Trinidad Romero. |
In
memoriam James Dean * 8.2.1931 en Marion, Fairmont/Indiana
del pensador de Rodin,
y mordía entre sus labios descarnados
una esponja
de hiel y de vinagre
en la que
comulgaban furia y sed
de no besar
tus labios (aún de carne).
Te fuiste y
te has quedado.
Te has
quedado en los ardientes parabrisas
que en el acordeón de la distancia
instrumentan la fuga y la escapada, el
torbellino
redentor de
la vida, de esta angustia. Te fuiste y yo te tengo.
Tengo en las
cuatro paredes de mi memoria
–clavadas
con chinchetas de ideas fijas o adheridas con pétalos de sangre–
las mil
fotografías que te evocan
y te traen
ante mí, como si aparecieses
ante un
biombo de cien o mil espejos.
Te fuiste y
yo te busco.
Te busco en
el inmenso gesto desolado
del entierro
del violín,
como si del
prostituido vientre de la Tierra
emergiera un
lamento sostenido, incontenible,
que la caja
conservara, humedecido
por tus
lágrimas.
Te fuiste,
James Byron Dean, y quedan los
vampiros,
colgados a
racimos de tu mito de rebelde,
succionando
las hematíes negras
de la sangre
impura que hay
en este
nuevo testamento extracristiano. En tanto, una serpiente se ha enroscado
en una de
tus piernas,
e invita a
las muchachas, de las que eres
rey del
mullido reino de sus lechos,
a que
muerdan la fruta
del árbol de
la ciencia.
Te fuiste.
Te has quedado. Yo te tengo. Yo te busco
para que me
releas del Fedón
y nos
juremos amistad fraterna
sobre una
biblia que no hable de Caín.
Ricardo Bada.
Escritor y periodista. Autor de una docena de obras de ensayos, relatos y poesía. Colaborador de publicaciones digitales e impresas en España, Costa Rica, Perú Ámsterdam, México, Colombia etc.