BUENA TARDE: os transmito la carta que escribió Federicco García Lorca, desde Nueva York.
L.M.A.
Carta de
Federico García Lorca a su familia, Nueva York, 14 julio 1929:
«Lo más
interesante de esta inmensa ciudad es precisamente el cúmulo de razas y de
costumbres diferentes. Yo espero poder estudiarlas todas y darme cuenta de todo
este caos y esta complejidad.
He asistido
también a oficios religiosos de diferentes religiones. Y he salido dando vivas
al portentoso, bellísimo, sin igual catolicismo español.
No digamos nada de
los cultos protestantes. No me cabe en la cabeza (en mi cabeza latina) cómo hay
gentes que puedan ser protestantes. Es lo más ridículo y lo más odioso del
mundo.
Figuraos vosotros
una iglesia que en lugar de altar mayor haya un órgano y delante de él a un
señor de levita (el pastor) que habla. Luego todos cantan, y a la calle. Está
suprimido todo lo que es humano y consolador y bello, en una palabra. Aun el
catolicismo de aquí es distinto. Está minado por el protestantismo y tiene esa
misma frialdad. Esta mañana fui a ver una misa católica dicha por un inglés. Y
ahora veo lo prodigioso que es cualquier cura andaluz diciéndola. Hay un
instinto innato de la belleza en el pueblo español y una alta idea de la
presencia de Dios en el templo. Ahora comprendo el espectáculo fervoroso, único
en el mundo, que es una misa en España. La lentitud, la grandeza, el adorno del
altar, la cordialidad en la adoración del Sacramento, el culto a la virgen, son
en España de una absoluta personalidad y de una enorme poesía y belleza.
Ahora comprendo
también, aquí frente a las iglesias protestantes, el porqué racial de la gran
lucha de España contra el protestantismo y de la españolísima actitud del gran
rey injustamente tratado en la historia, Felipe II.
Lo que el
catolicismo de los Estados Unidos no tiene es solemnidad, es decir, calor
humano. La solemnidad en lo religioso es cordialidad, porque es una prueba
viva, prueba para los sentidos, de la inmediata presencia de Dios. Es como
decir: Dios está con nosotros, démosle culto y adoración. Pero es una gran
equivocación suprimir el ceremonial. Es la gran cosa de España. Son las formas
exquisitas, la hidalguía con Dios.»
Epistolario completo; Editorial Cátedra,
1997; pgs. 626-627.