Como
golondrina privada de su vuelo
llegara a
ti mi voz, como un susurro,
rasgando
el velo de la noche.
Estoy
cansada.
En la
penumbra va cayendo mi espíritu
y no
aspira mi mente a crear vida.
Con fe
anhelo,
en los
días luminosos del estío,
en las noches
plañideras del invierno,
con los
dones que imprimiste en mí,
que mis
manos prosigan laborando.
.
He de
seguir.
Caminando
en el sendero
con el
rumbo cargado a mis espaldas.
Que la tristeza
no me arrastre a su mundo
alejando
Tu lucero de mis sueños.
De mi poemario Los Ojos del
Silencio.
comentarios a tromeroblanco@gmail.com
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